sábado, 2 de octubre de 2010

El Mithos


Al parecer el discurso político de la coalición dominante intenta explicar la realidad del país a través del mythos, ¿Por qué decimos que a través del  mythos? Pues bien, Mircea Eliade en primera instancia define al Mito, como “cultos profetices y milenarios que proclaman la inminencia de una era fabulosa de abundancia y de beatitud[1]. Por ejemplo en el caso de México, FCH[2] anuncia que “ya estamos en la senda de la recuperación”; que “se han creado más de medio millón de nuevos empleos registrados en el seguro social”; que existe un incremento de treinta y seis por ciento en las exportaciones, “el mayor crecimiento en veinte años”; menciona que “la inversión extranjera también ha crecido […] y que ha sido de casi setenta mil millones de dólares”; anuncia un apoyo a las PYMES “cuatro veces más que en cualquier otro gobierno”; y que “se ha apoyado con capacitación y financiamiento a más de cuatrocientos mil PYMES” (Calderón Hinojosa, 2010).
En tema de seguridad manda spots televisivos donde argumenta que:
·         Las fuerzas armadas apoyan a los gobiernos municipales y estatales en la lucha contra el crimen.
·         Existe un intento por contar con policías “mas” honestos, por lo cual se ha recrudecido las condiciones para ingresar a las filas de las dependencias de seguridad.
·         Se está actualizando la ley para acabar con la impunidad.
·         Se está trabajando en políticas activas de prevención del delito.
Es decir el discurso del gobierno federal en lo que respecta a seguridad se sustenta en señalar que está logrando el desmantelamiento de las estructuras criminales (Presidencia de la República, 2010).
Sin embargo Ciro Murayama, profesor de la Facultad de Economía, piensa que los signos de reactivación son solo de carácter coyuntural, pero que los problemas estructurales persisten, ya que la recuperación puede verse dificultada y con algunos obstáculos, debido a que el escenario de crecimiento económico internacional tiene expectativas pesimistas (Murayama, 2010). El Universal publicó una serie de indicadores de la CONEVAL y la CONAPO, lo cuales hacen difícil pensar que “ya estamos en la senda de la recuperación”, estos indicadores señalan que actualmente existen cuatro millones novecientos mil jóvenes pobres en todo el país, y por parte de la CONAPO existe un estudio donde muestra que uno de cada cinco jóvenes tiene problemas para cubrir las necesidades básicas de salud y educación (Alcántara, 2010). Estos fenómenos evidentemente tienen incidencia en la distribución de la riqueza, es importante hacer hincapié en que si estos jóvenes tienen problemas de desigualdad hoy, lo más probable es que reproducirán estas condiciones en el futuro, ya que existe un fenómeno de histéresis, es decir, dado que la distribución de la riqueza afecta las condiciones sociales de reproducción y las principales variables macroeconómicas como el consumo de las familias, el ahorro y el nivel de inversión para este periodo, lo más seguro es que también lo hará en el periodo siguiente, tal y como acertadamente apunta Stiglitz (Stiglitz; Hoff, 2002).
En lo que respecta al tema de seguridad, La Jornada publicó un artículo en donde el titular del CISEN, Guillermo Valdés,  informaba que la lucha anticrimen ya había cobrado la vida de veinticuatro mil ochocientos veintiséis personas al 16 de Julio y en lo que va del sexenio ya son “poco más de veintiocho mil asesinatos” (La Jornada, 2010). Nos parece evidente que el panorama de crisis económica y el ambiente de violencia contribuyen a la metástasis de la esquizofrenia social.
Creemos que el discurso y en ese sentido la fórmula política se está apartando del  contexto social y empieza a valerse de utopías morales, decimos esto porque al final muchos suponen que la lucha al crimen organizado se ganará de manera indefectible, como si la historia siguiera el fulgúreo camino de algo o alguien superior y este asegurara que siempre triunfarán los buenos y se castigara al malo, sin embargo, este discurso obedece a una explicación de la realidad a través de la Teología, por eso decimos que la coalición dominante retorna al mythos.
¿Cuál es la causa por la que la clase gobernante se vale del mito?
Partamos de la hipótesis de que el Estado se encuentra en una crisis hegemónica, ya que los bastiones de la sociedad política, es decir, el poder de estado, el aparato represor de estado y el aparato ideológico de estado, están tambaleantes, esto lo puede probar el contexto social en el estamos ahora (Buci-Glucksmann, 1978).
Sin embargo la coalición dominante no solo tiene un problema con su fórmula política, sino que al existir una falta de consenso, ha emprendido una campaña para reforzar su aparato represor; resumiremos en dos puntos básicos:

·         La coalición dominante se vale del mythos y de utopías morales para reforzar su fórmula política, y lo hace a través del aparato ideológico de la información (prensa, radio, TV), esta es la razón por la cual lo ha puesto en una posición dominante[3].
·         Hay un rearmamento del cuerpo punitivo y de coerción: la salida del ejército a las calles, para reforzar su aparato represor, sin embargo creemos que la acción gubernamental concede una posición primicia al aparato represor con respecto al aparato ideológico.

Es necesario encontrar espacios de resistencia, en donde las voces de los que no somos parte de la coalición dominante también sean escuchadas, si la sociedad es una construcción social, es decir la creamos día con día, también es posible que la debilitemos día con día. No buscamos el poder, muchos han asegurado que hay que obtener el poder para poder cambiar "el mundo". Pero nosotros que el camino para buscar el poder es largo y traicionero, tus ideales cambian y también tus objetivos. Buscar el poder sería permancer en la misma dinámica, sería reproducir el sistema; la propuesta puntual pues, es esta, informate, no creas los mythos, no creas sus mentiras, no reproduzcas su ideología, ayuda a crear y a esparcir la conciencia. Oponte a sus deseos, has que tu paso por el mundo sea visible y no seas una maquina-humano. 

"El capitalismo existe hoy porque lo creamos hoy" - John Holloway -


[1] Eliade Mircea, Mito y realidad, Ed. Labor S.A; España 1991, pág. 4.
[2] Nos referiremos a Felipe Calderón Hinojosa como FCH.
[3] FCH anunció la transición de la televisión analógica a la televisión digital, con lo cual asegurará poner a los medios, como el aparato ideológico dominante, es criticable en el sentido de que se destinarán 18 mil millones de pesos, para equipar a la población con televisiones aptas para recibir esta señal, mientras que la población tiene otras necesidades más apremiantes (Garduño, 2010).

martes, 7 de septiembre de 2010

LA ANTINATURALIDAD DE LA IGLESIA Y SUS PECADOS

I. LA DIFERENCIA ENTRE EL PECADO Y EL DELITO

Las religiones pueden definir qué clase de conducta son pecado, pero no están facultadas para establecer qué debe o no ser considerado como delito.
Es a la Iglesia, o poder espiritual, a la que corresponde castigar o perdonar el pecado, y al Estado, o poder temporal, al que corresponder juzgar y castigar el delito y considerar los atenuantes o agravantes de su comisión. Pero no le corresponde perdonarlo.
La Iglesia, si quiere, puede perdonar el o los pecados de un asesino, un narcotraficante o un pederasta. El Estado no obliga a la Iglesia ni a condenar, ni a castigar esta clase de transgresiones. Sí le exige, en cambio, que entregue a la justicia civil a todo aquel ciudadano cuyo pecado constituya un delito, para que se le juzgue con todo el peso –y la bondad– de la Ley.
Cuando la Iglesia se niega a hacerlo con la excusa del secreto de confesión, y de hecho siempre lo hace, el sacerdote y con él la Iglesia entera se transforman en encubridores, en cómplices del delito.
II
El laicismo y la libertad
La diferencia entre pecado y delito es una de las tres principales características del laicismo, tal como las plantea el brillante filósofo español Fernando Savater en su libro La vida eterna. Las otras son:
La segunda: “En la sociedad laica tienen acogida las creencias religiosas en cuanto derecho de quienes las asumen, pero no como deber que pueda imponerse a nadie”.
Esto quiere decir que, en un régimen laico, como el nuestro, el Estado se erige en protector de todas las religiones, concede a todos sus ciudadanos la libertad ejercer cualquiera de ellas y, al mismo tiempo, no puede imponer ninguna religión sobre las demás. De esta libertad goza incluso el presidente de la República, que puede ser católico, protestante, judío o ateo. Sólo se le pide, en caso de ser religioso, que practique su fe con discreción. Y así, con una sola y lamentable excepción, lo han hecho, desde hace más de medio siglo, los presidentes mexicanos que han sabido respetar al laicismo como una de las conquistas del estado democrático...
La tercera. Dice Savater:
“En la escuela pública, sólo puede resultar aceptable como enseñanza lo verificable –es decir, aquello que recibe el apoyo de la realidad científicamente contrastada en el momento actual– y lo civilmente establecido como válido para todos: los derechos fundamentales de la persona constitucionalmente protegidos”.
En otras palabras, el Estado se reserva el derecho a impartir una educación no religiosa sobre bases científicas. La responsabilidad de la Iglesia es la de impartir la enseñanza religiosa, así ésta se base en milagros y dogmas. Tiene toda la libertad de hacerlo.
El Estado laico mexicano no le prohíbe a la Iglesia católica la enseñanza de la religión. No le prohíbe, a ningún padre de familia, que le enseñe a sus hijos a ser católicos. México siempre ha permitido la enseñanza religiosa en las escuelas privadas.
Y, si se alega que sólo los niños de padres en buenas condiciones económicas pueden asistir a las escuelas privadas, la Iglesia católica tiene en México la absoluta libertad –como la tienen todas las otras iglesias– de proporcionar enseñanza religiosa a los niños de familias con escasos recursos pecuniarios en los días y horarios que no interfieran con los de las escuelas públicas, y en los locales que disponga.
Aunque si éste fuera el caso, y la Iglesia asumiera en pleno la misión y la responsabilidad de instruir a esos niños en los principios religiosos y asegurar así su incorporación al rebaño del Señor, uno no podría dejar de preguntarse: ¿cuántos padres de familia dejarían ir solos a sus hijos a las clases de catecismo impartidas por un sacerdote célibe?
III
Contra la naturaleza
La revista católica mexicana Semanario expresó la semana pasada que la adopción de niños por parejas del mismo sexo es un atentado contra la naturaleza, la familia y los niños.
No es así. La adopción de un niño o una niña huérfanos por una pareja homosexual no atenta contra la naturaleza. No existe en la naturaleza ninguna ley que impida o condene la protección que un ser humano desee otorgar a otro ser humano.
Tampoco atenta contra la familia: tiene, por lo contrario, la intención de dar una familia al adoptado.
Por último, no atenta, tampoco, contra ningún niño: tiene el objetivo de cobijarlo contra la orfandad, el abandono, la prostitución, la miseria. Y, si esa pareja está formada por dos católicos o dos católicas, el propósito, también, de educarlo en la religión y que aprenda, así, a amar a Dios.
Lo que va contra la naturaleza es el celibato sacerdotal. Cada vez que un hombre descarga su esperma, éste vuelve a acumularse y, en pocos días, su naturaleza exige una nueva expulsión. No son muchas las formas en que un sacerdote adulto puede satisfacer esta exigencia: 1) mediante la masturbación, que para la Iglesia es un pecado, pero que no es un delito para el poder civil: b) mediante la relación sexual con consenso mutuo con una mujer adulta, que también para la Iglesia es un pecado –violación del celibato–, y que tampoco para el poder civil es un delito c); mediante la relación sexual con consentimiento mutuo con otro hombre adulto –por ejemplo, otro sacerdote–, que, una vez más, es considerada por la Iglesia como un pecado, pero que no está catalogada como un delito por el poder civil.
Y d) mediante la pederastia, que es considerada como un pecado por la Iglesia y, por el poder civil, como un delito grave.
El celibato sacerdotal va, también, contra la Ley Divina. Las órdenes del Señor, en el primer libro de la Biblia, el Génesis, son muy claras: Creced y multiplicaos. Estas órdenes, dirigidas a todos los futuros seres humanos sin excepción, han sido desobedecidas durante siglos por la Iglesia católica desde que inventó, en el siglo XI –o sea más de mil años después del nacimiento de Cristo– un celibato que Dios Padre nunca predicó ni ordenó: de haberlo hecho, la humanidad no hubiera existido. Otra cosa fue el enredo inventado por la Iglesia, que identificó el primer acto destinado a cumplir esa orden: la primera relación sexual entre Adán y Eva, con el pecado original. Las mentes puritanas nunca han sido capaces de concebir que Dios le otorgue al ser humano un placer sin que vaya aparejado, en calidad de cobro, el castigo correspondiente.
Si el celibato desapareciera, los sacerdotes no homosexuales –que presumo son la mayoría– podrían forma parejas heterosexuales capaces de salvar de la indigencia y la derelicción a numerosas criaturas, y llenarlos de amor y bendiciones. Y, para cumplir con la orden del Señor, los sacerdotes casados podrían además engendrar a sus propios hijos. Debe haber millones y millones de niños que duermen, en espera de nacer, en el vientre de la Eternidad. Que los traigan, pues, al mundo, en el seno de una pareja heterosexual aquellos que más abogan por el bienestar y la felicidad de la infancia.
El Estado laico no necesita el perdón de Dios, porque no atenta ni contra Dios ni contra la Iglesia. No atenta contra los fieles: protege su libertad. Protege su libre elección O, en otras palabras, protege el libre albedrío, cuya existencia fue confirmada por Santo Tomás de Aquino en la Summa Theologica.

Fernando del Paso
La Jornada
El estado laico no necesita perdón de dios
07 de Septiembre de 2010

lunes, 6 de septiembre de 2010

Poema para el Ché Guevara

" A lo mejor está debajo de la alfombra.
A lo mejor nos mira de adentro del ropero.
A lo mejor ese color habano es una seña.
A lo mejor ese pez colorado es guerrillero.
Yo juro haberlo visto de gato en azoteas.
Y yo corriendo por los hilos del teléfono.
Señor, ¿ha revisado bien adentro de su cama?
Oh John, ¿qué es esa barba que asoma en tu chaleco?
Debiéramos filtrar todas las aguas de los ríos.
Lavar todas las caras de los negros.
Picar la cordillera de los Andes.
Poner a South-América en un termo.
Dicen que en Venezuela montaba una guitarra.
Que en Buenos Aires entraba en bandoneones y Discépolos.
Que en Uruguay punteaba una milonga con el diablo.
Y en el Brasil vestido de caboclo bajaba a los terreiros.
Pero si ayer nomás saltó en Santo Domingo.
Si en Colombia era cumbia de los filibusteros.
Si yo lo vi esta mañana con su risa terrible
soltándose los duendes al espejo.
A mí casi me mata la otra noche,
se me subió con un millón de sátiros al sueño.
Ese lío en Bolivia es cosa suya.
Y esos ladridos en la noche no son perros.
Y esa sombra que pasa, ¿por qué pasa?
Y no me gustan nada esos berridos junto al pecho.
A lo mejor está en la pampa y es graznido.
A lo mejor está en la calle y es el viento.
A lo mejor es una fiebre que no cura.
A lo mejor es rebelión y está viniendo.
"



Humberto Costantini "Ché"